¿De qué hablamos cuando hablamos de contenidos digitales colaborativos?
Web 2.0: Hacia un entorno sociotecnológico
Por Patricia Bertolotti. Nota publicada en 2007.
En su libro “Internet la Imprenta de fin de siglo” Alejandro Piscitelli afirma que en el campo de las nuevas tecnologías estamos cursando “la tercera fase de un proceso de complejidad y emergencia largo de comprender” y esta tercera fase (que se inició a mediados de la década del ´90 y en la actualidad está en su apogeo) se caracteriza porque “dejamos de analizar la emergencia y empezamos a crearla”.
Y, sin dudas, esta creación tiene que ver con la interpretación cabal de la esencia de las nuevas tecnologías: la bidireccionalidad en la comunicación. El cambio de paradigma que rompió con el rígido esquema de comunicación de masas de la sociedad industrial (unidireccional, analógica, de uno a muchos) para posicionar al usuario/receptor/emisor como actor y gestor principal del proceso comunicacional y como generador de contenidos.
Si en la sociedad industrial la realidad era narrada a través de medios masivos que daban sentido y creaban el gran escenario en el que transcurría “la realidad” (y al que había que acceder para poder “existir” y actuar socialmente), en la sociedad de la información la realidad es relatada por miles de voces que se suman a una red global caótica, plurilingüe y diversa que al mismo tiempo -y a la manera de organismo vivo- es capaz de auto ensamblarse, auto organizarse, de generar conocimiento sobre la base del conocimiento y de construir una nueva realidad sobre la base de “las” realidades.
En este contexto, los contenidos digitales colaborativos son bastante más que la resultante de este proceso. Son la esencia de la emergencia de la que habla Pisictelli.
¿De qué hablamos cuando hablamos de contenidos digitales colaborativos?
Uno de los conceptos con los que rompió el mundo digital es el de la publicación en manos de un editor único. La lógica digital, altamente informatizada, hipertextual, en red, global e instantánea permite adquirir conocimientos pero también compartirlos, crearlos y modificarlos. Los sistemas informáticos de última generación permiten actualizar y modificar datos desde cualquier lugar del mundo y en cualquier momento…. ¿porqué entonces dejar en pocas manos la producción, selección y edición de contenidos?
Los contenidos digitales colaborativos se asocian a estas ideas en dos formas diferentes pero complementarias: por un lado tienen que ver con la necesidad de gestionar conocimiento en un mundo sobreinformatizado: en una sociedad en red todo lo que no fluye queda obsoleto. Inclusive las personas.
Si para existir socialmente en la Sociedad Industrial había que actuar en el escenario creado por los medios de comunicación masiva, en la Sociedad de la Información hay subirse a la red, estar en red y actuar en una red.
Poner el conocimiento en circulación dentro de estos flujos de información es la clave para socializar, recuperar y crear nuevos saberes a partir de los actuales. Los contenidos colaborativos son el producto del intercambio de una comunidad virtual (CV), o una comunidad de práctica (CoP): son la resultante (o no) de la interacción.
Por otra parte, y como ya lo dijo Lawrence Lessig , “la arquitectura (del software) es la política” de la red. Con esta afirmación el creador de la licencia Creative Commons , señala que la arquitectura del software puede regular nuestras vidas con tanta o mayor fuerza que cualquier ley.
Más allá de las implicancias legales y políticas de estas afirmaciones, lo cierto es que la existencia de ciertas herramientas y recursos de software no sólo marcan tendencia sino que definen nuestra participación en la red.
Eso es lo que está sucediendo con la denominada Web 2.0 , un concepto que abarca a un conjunto de recursos orientados a la interacción y redes sociales, que facilitan la creación de webs interactivas, colaborativas, colectivas y visuales, que actúan como puntos de encuentro y tienden a la construcción de la ”emergencia” de la que hablábamos al principio.
Es que el ya antiguo concepto de páginas web estáticas (HTML) con el que vimos nacer a Internet fue evolucionando hacia una arquitectura dinámica (XHML) pensada para la edición colectiva, con interfaces y bases de datos que permiten no solamente una “carga” o posteo diario (weblogs) sino también la modificación en línea de los documentos (wiki), tomar información de Internet para dispositivos móviles (RSS), traer información de otras páginas a la nuestra (y a la inversa), redireccionar artículos (API) o realizar búsquedas en forma automática y de acuerdo a los intereses que manifieste nuestro visitante circunstancial (Google AdSense), entre otras facilidades.
En general, el término Web 2.0 se refiere a una serie de aplicaciones y páginas de Internet que utilizan la inteligencia colectiva para proporcionar servicios interactivos en red dando al usuario el control de sus datos, pero en su naturaleza fenomenológica se observa la emergencia de un Nuevo Entorno Tecnosocial (NET)
El modelo conceptual de la EdM representa una nueva forma de pensar la convivencia, una manera de "romper con una sociedad dirigida de arriba hacia abajo" ya que plantea la construcción de un espacio común en el que se pasa del concepto de usuario receptor/consumidor, (cliente, usuario) a un usuario emisor/oferente.
Actor y gestor principal del proceso comunicacional y generador de contenidos. Esta metodología de construcción de consenso, basada en las personas mas que en los contenidos está pensada como una posibilidad de construir una sociedad mas horizontal, generando nuevas maneras de construír comunidad, participación y recrear la esfera pública.